lunes, 14 de enero de 2013

El Manteca


Fuiste el pragmatismo para la oración: "Dios, dame la serenidad de aceptar las cosas que no puedo cambiar, valor para cambiar las cosas que puedo; y sabiduría para conocer la diferencia

 Serenidad que tal vez muchas veces me falto durante el año que paso.

Hoy vuelvo del sur, con el corazón lleno de gestos de amor que necesitan madurar para dar frutos y vos y muchos estuvieron presente en estos días...

 El Manteca era un viejo conocido del barrio. Siempre abrazado a su tetra brick y un cigarrillo. Stella se canso de acompañarlo cada vez que se lo internaba en el Pirovano, por una tuberculosis que lo acompaño hasta el final de sus días. Cuando se sentía un poco mejor y podía caminar, se escapaba del hospital y volvía a la calle. El 2012 fue su ultimo año. Llevaba 17 años en Buenos Aires, viviendo en la calle. Venía de Cordoba, supuestamente. Había dejado a su mujer y a su hija allá.

Charlar con él era desolador. La tos de la tuberculosis, el olor a la mierda que se hacía encima. Sus días consistían en el alcohol cotidiano y las moneditas del día para que el tetra pudiera ser cotidiano. Casi no podía caminar.  La humanidad degradada. Un hombre entre tantos que están así en la calle pero un hombre singular diferente a otros.

 ¿Te acordás Manteca cuando te decía que si no parabas te ibas a morir? Y vos te enojabas, me decías que no te diga esas cosas, que Jesús estaba con vos y vos te ibas a morir en la tuya. Yo no lo entendía, se me caían las lagrimas a veces después de charlar con vos. Todavía te agradezco, por aquella vez que me ayudaste con el trabajo. Sin darte cuenta, fuiste espejo para el cambio de una persona.

La ultima noche que te vimos, estabas en la esquina de Cuba y Juramento, tu esquina de los últimos tiempos. Durmiendo con el tetra como Almohada, alrededor tuyo las flemas que te causaban la tuberculosis.
¿Por que te escribo? ¿Por que esta foto, cuando decidimos nunca poner fotos de los asistidos? Porqué ya no estas. Porque estos días me acorde que hay un tumba en Chacarita que no sé cual és; y que ahí estas vos. Sin una cruz, sin un nombre. Esta es mi forma de despedirte. meses después. De avisarle al mundo que Manteca existió. Que no fue un héroe, pero que a mi me enseño sobre las durezas del corazón del hombre.

Su ultima noche, Manteca cruzo la plaza caminando, cosa que no hacía hace meses. Siempre tirado en su colchón. Cruzo la plaza, a duras penas; y en las escaleras del templo, se fue. Ahí decidió morir.
Ahora entiendo que tenías razón Manteca... ¿Donde está tu victoria ahora, hermana muerte?