lunes, 25 de marzo de 2013

Ya nos trajiste un regalo Francisco.



La tarde había sido una locura. La parroquia desbordaba de alegría porque aquel que ahora es Papa, caminaba nuestras calles y solía estar a nuestro lado en la tarea. Así como desbordaba de alegría, desbordaba de gente con necesidades, mamas de la pobreza con sus hijos de un mes, 6 meses o un año.
Cerca de las 5 de la tarde apareció una chica con sus changuita de 6 meses en brazos viniendo a pedir ropa y contándome que no habían podido pagar más el alquiler y ahora dormían en la calle: su marido, sus 3 nenes y ella. Le expliqué si quería que llamáramos al gobierno de la ciudad para ver si podían ofrecernos un hogar, la villa 31 no me parecía un lugar agradable para que esa bebe de 6 meses y los otros nenes durmieran en los pasillos. Me dijo que no sabía que era cuestión de días para que una señora le prestara un lugarcito para dormir, le dije entonces que volviera el miercoles que viene que lamentablemente ese día ya no dábamos abasto... Cuando me iba, vi a toda la familia sentada en las escaleras, les volví a preguntar si querían que llamara y esta vez me dijeron que sí. Les dije entonces que me esperaran dos horas, tenía que cargar el celular y hacer unas llamadas.

Bastaron 10 minutos de teléfono y ya habíamos arreglado todo con el gobierno de la ciudad para mandar un móvil y ver que propuesta se les podía hacer. Basto solo un mensajito al grupo para que ya nos hiciéramos presentes 4 de nosotros en la parroquia. Pero cuando llegamos no estaban más, se habían ido hacía 10 minutos por el frío. Locos como somos, nos fuimos a buscarlos por el barrio, confiando mas en el espíritu que nos guía que en la razón, porque en términos lógicos era imposible casi que los llegáramos a encontrar.

Nos cansamos de buscarlo y desistimos. Lo que parecía un buen plan, bueno quedo en eso, un plan. La gente salía de misa y nos quedamos ahí un ratito sentados en las escaleras, mientras otros festejaban en la Catedral. Después de un rato decidimos arrancar.
 Con la cabeza gacha y mirando para abajo, veníamos por Cabildo yendo a buscar algo para comer juntos, no habíamos podido digerir la noticia, que asombraba a todos, de que un argentino había llegado a ser Papa; y en eso, pasando por uno de esos lugares de comida rápida, Jay pega un grito y se tira a abrazar a uno. Cuando mire bien era  Largo, uno de los chicos que andaba por el barrio pero que hacía rato no veíamos. Estaba todo limpio, junto a toda su familia, cuando en realidad solíamos verlo todo sucio y Jalando sin parar (como olvidarme del día que lo agarramos con una lata de 5 litros de pegamento, casi tan alta como él) en el medio de la ranchada. Mientras nos abrazábamos entre los 3, hermanados en nuestras cruces, hermanos en quien nos amo hasta el fin,  nos dijo: "Desde ese día que charlamos yo me fui para casa, no volví más a la calle".  Ahí me acordé que la ultima vez que lo habíamos visto fue adentro de Caritas, charlando, compartiendo una coca y la vida. Cuando nos dijo eso nos quedamos sorprendidos, solo atine a pegarle una cachetada cariñosa y a decirle : "Sos un milagro Guacho". La miramos a la mamá, que no entendía porqué dos locos abrazaban a su hijo y la felicitamos por su chango, que ya no tenía ni la mirada perdida, ni emanaba olor a poxi.
Nosotros seguimos nuestro camino, callados y sorprendidos y él siguió el suyo con toda su familia que se ve  había venido a buscar comida al barrio. Demasiados signos para un día y hoy leyendo el diario del Lunes me encuentro con esta frase de Francisco en este Domingo de Ramos:
"No se dejen robar la esperanza que nos da Jesús, no sean nunca hombres y mujeres tristes; un cristiano jamás puede serlo. Nunca se dejen vencer por el desánimo"

Gracias por tantos regalos compartidos.