domingo, 30 de diciembre de 2012

Cierre de año 2012

A dias nomas del cierre de este año y uno nuevo que en breve dara comienzo, el grupo de Area de Calle de la Redonda les agradece infinitamente sus visitas.
Este ha sido el año mas dificil para el grupo como podran habido leer en la anterior publicacion y paradojicamente, es el año en el que decidimos contar todas nuestras vivencias. Quizas esta sea para nosotros una forma de poner en papel ( o mejor dicho en ceros y unos) todas nuestras historias y desde este lugar canalizar la necesidad de ser acompañados en esta dura tarea que decidimos afrotar hace mas de 6 años.
Talvez para usted querido visitante signifique la posibilidad de conocer y acompañar nuestra mision y la vida de muchos de nuestros asistidos aunque solo sea realizando un par de "clicks".
A usted, silencioso lector le pedimos sus oraciones  para nuestros acompañados. En  tanto esta realidad sea visible y compartida por todos, es factible de ser modificada.
Le deseamos lo mejor para este año que dara comienzo en breve y le pedimos su permanencia ( no solo desde la lectura sino desde la difucion) a este pequeño y humilde blog ... Asi tambien como a nuestra tarea que comparten estos mismos adjetivos.
Feliz año 2013 y gracias por su participacion.
Menores y Jovenes en Riesgo ( Caritas Inmaculada Concepcion)

viernes, 14 de diciembre de 2012

La historia que nunca quisimos contar

Seguramente nadie habra querido llegar a publicar un post como este.
Seguramente nadie hubiera deseado haber vivido lo que acontencio aquellos dias. Desde ya. que pasado mas de un mes, la herida fue profunda y cuesta aun recomponerse de semajante dolor. La distancia hoy nos brinda cierta proteccion para hablar con claridad y mayor serenidad. Pero seguramente nadie sera el mismo luego de aquellos acontecimientos.
Una visita a la "ranchada", comun como todas. Pero uno de los chicos comienza a psicopatearnos como ya es su costumbre. Todo lo que normal parecia, guardaba en su interior la anormalidad absoluta.
Este joven consigue una lapicera que amanazando y luego de manera suave intenta clavar en el cuello de uno de nuestros voluntarios. Todos sabíamos que no buscaba herirnos sino tan solo provocar ese miedo que los eleva por encima de aquel agujero gris llamado "marginacion", pero una lapicera zumbando el cuello pone a veces en juego nuestra teoria. La contienda no dura mucho y al alejarnos del sitio, el joven le dice a 4 que venia de frente que nos peguen un "puntazo". 2 de ellos frenaron, desoyeron las ordenes dadas y se despidieron con un calido abrazo, mezclado con olor a poxi.
Al dia siguiente, caen los otros 2 jovenes que venia de frente en aquella noche y no se detuvieron a despedirse. Con la excusa de habernos salvado la vida por no acatar la orden dada por su compañero, pidieron unas zapatillas.
 El coordinador sabia que los limites habían sido transgredidos ampliamente pero que los codigos en la calle eran así y si queríamos continuar con nuestra actividad, debíamos aceptar y otorgar su petición   Luego de probarselas, como ninguna zapatilla era de su agrado, las arrojaron por el aire y al grito de " si los vuelvo a cruzar en la calle, les juro que le pego un puntazo " se marcharon.
Hemos temido mucho por nuestra salud y han sidos días duros en los cuales debimos evitar ciertas zonas. Evitar ciertas zonas de nuestro propio barrio. Cada vez que pisábamos las calles el temor nos invadía  Fue muy duro este mes y algunas secuelas quedan.
El grupo afortunadamente no sufrió daños mas que lo expuesto. Debimos dejar de caminar por un tiempo e intensificar nuestra oraciones. Lo mejor que pudimos hacer fue aferrarnos a nuestra fe y buscar juntos la fuerza para continuar. No es el fin pero el año sera otro comienzo. Redifiniremos los métodos pero la misión permanece de pies y hasta con mas fuerza.
Jesús vive en la calle y aun nos pide que la caminemos junto a el.
Recen por nosotros ...

jueves, 1 de noviembre de 2012

El salteño



El año pasado las cosas eran distintas. Año de elecciones y es en ese momento en que los políticos se encargan de dibujar la realidad, no solo las cifras sino que también la realidad. Eramos pocos en el grupo. Solía pasarnos de caminar dos horas (a veces más) y encontrar a muy pocas personas en situación de calle y la verdad eso no nos alegraba mucho. No por el hecho de que no haya gente en situación de calle sino porqué sabíamos que la gente que andaba por el barrio había sido desplazada hacía otros sectores, donde no pudieran ser vistas, por eso mismo no solo se dibujan las cifras.
  Esa tarde cansados de caminar en vano, con la tristeza de sentirnos perdidos en nuestra tarea, ya finalizando decidimos dejar de recorrer. "Basta ya esta chicos, estamos haciendo esto al pedo" "Si es verdad" Literalmente decidimos bajar los brazos.

 Con el telón a medio bajar,  veníamos pasando por el cine de Mendoza y Vuelta de Obligado, había mucha gente, era un Domingo como a las ocho de la noche y de costado escuchamos un tonito muy particular que decía  "¿Como anda la muchachada? 
Un hombre sentado sobre unos escalones que andaba trabajando de trapito y tomando cerveza nos miraba y saludaba a nosotros, entre tanta gente, a nosotros.

Le dimos la mano y empezamos a charlar. Salteño, de casi 40 años, al principio hablaba incoherencias que se ve, se las había regalado esa botella de coca llena de cerveza. Hijo de una mamá musulmana, nos contó que una noche en la calle sintió un calor en todo el cuerpo, fue,  golpeó las puertas de la parroquia y le pidió a Sergio, el cura, que lo bautizara. Todo el tiempo nos repetía, "Yo soy un converso papá" pero la charla no iba para ningún lado, estaba muy borracho y nosotros ya sentíamos que nuestra tarea había terminado para siempre.
  Él se dio cuenta de nuestras caras y ganas de irnos y sacó una carta que le había escrito a la presidente donde contaba toda su historia:  los 90´ y la triste historia de nuestro ferrocarril desmantelado, lo habían dejado en la calle siendo uno de los maquinistas mas jóvenes de nuestro país. Se había venido a Buenos Aires a buscar nuevos horizontes, sueño repetido en nuestra historia y en muchas de las personas que conocimos en estos años. Ya no sabía que hacer, estaba desocupado y preso de sus borracheras. Tenía un changa allá en la estación de Constitución pero toda esa guita la perdía pagando una hipoteca que tenía su familia en salta.
 Sus hijos allá a lo lejos, su madre, ser un paisano entre tanto porteño que lo rechazaba, que miraba hacía un costado. Lloraba desconsolado, cada renglón de esa carta despertaban todas las penas que se llenaba con botellas y botellas de cerveza.. Lo abrazamos  ¿De que sirven las palabras? ¿De que servía decirle frases trilladas? Si no hay nada mas singular que el dolor.

Él nos miro y nos dijo:
 ¿Saben que? Ustedes tal vez ahora no me van a dar dos pesos más para la birra, ni un plato de comida y tal vez no me puedan sacar de la calle. Pero yo necesitaba llorar y ser escuchado y ustedes lo hicieron. Gracias, no se rindan, no dejen de hacer esto..

Lo abrazamos y le agradecimos. En verdad le agradecimos.
Como el salteño hay miles, fruto de la pobreza estructural de nuestra Argentina, de desmantelamientos, de jugarretas de poder que se aprovechan de la gente. De abandono, de una sociedad que no mira, que se asusta, que le teme a la pobreza o peor aún que encasilla al pobre en una posición clientelista.
Pero el salteño para nosotros no fue una charla más, nadie nunca es una charla más. El salteño, fue el milagro, fue el aliento que buscábamos. El salteño y nosotros fuimos lagrimas compartidas frente a la impotencia de nuestra realidad. El salteño fue esperanza y la certeza de que uno de los preferidos del maestro se cruzo en nuestro camino y que el camino no se hace sobre la luz, sino sobre la oscuridad.

Pensarás ¿Un borracho, preferido de Dios? Te contesto ¿Tanto te cuesta aceptar que el medico vino para los enfermos y no para los sanos?





lunes, 22 de octubre de 2012

Si quieres te acompaño en el camino

Las historias de la calle también pasan puertas adentro.  A veces son las oraciones cantadas frente altares improvisados, o el silencio de la contemplación, los que unen más que la palabra. Presencias reales y pasadas, despedidas y encuentros aglutinados por la risa. Una comida (para todas las preferencias) alrededor de una mesa intercambiando anécdotas, y debatiendo utopías, propias algunas, prestadas otras pero, ante todo, compartidas.

Las historias de la calle nos hacen compañeros. Y nos encontramos, lado a lado, riendo, como Él (como ellos) a la mesa; reposando en los demás…permitiéndonos el descanso, lamiendo heridas y recuperando fuerzas, estrechando los lazos para mañana, más firmes, más llenos de Su presencia (que siempre estuvo en nosotros) retomar el camino.

Y hoy, nos veo más altos.

domingo, 14 de octubre de 2012

Amores que Matan.




Nos habían dicho que estaba el perro en el Mc sentado desde hacía rato, se había ido de su casa, se había peleado con su mujer. Llegamos y lamentablemente estaba ahí sentado, arriba de su bolso contra una cortina de un negocio de Cabildo. Cuando lo saludamos ya nos dimos cuenta de su animo, ni una sonrisa, ni una palabra, solo la mano extendida.

¿Que te pasa Perro?
Me fuí Loco, no puedo más, me duele todo. Me pelié con la gorda, ya me cansé me quiero ir a morir solo, allá en la montaña y pelearme con ese hijo de puta de arriba, reclamarle todas las que me hizo.

Aparecieron las lagrimas, aquellas que estaban estancadas. Las lagrimas propias de un ser humano que no tiene más que ofrecer al mundo que su propio dolor, ya vencido.
 Mientras charlabamos, pasó su mujer. Dejé a los chicos para que  charlaran con él y me fui a buscarla, se había metido adentro del Mc.
  La agarré saliendo, con un montón de sobresitos de azúcar entre las manos, me miró y me hizo un gesto de "no" con la cabeza. Le dije desde afuera con las manos que venga, me volvió hacer el gesto de negación y rompió en llanto. Ahí, medio arqueada sobre sí misma, llorando. No supe que hacer.. me acerqué, la abracé "No puedo estar sin él en la casa, no se que voy a hacer. Encima estuve mal hize que me pegara" Vi su cara, toda raspada en un costado y su dedo anular. indicándome que le había pegado en las costillas "Si no era por el dueño de la pieza, me tiraba por el balcón" Solo atine a darle un abrazo y dejarla seguir llorando.

-Decime que te dijo.
-Ya lo sabes, que te ama. Bancame que voy a hablar con él.
-Encima me devolvió el anillo, no va a volver más. Yo tengo la culpa.
-No! Vos no tenes la culpa de nada.

Me acerqué mientras Valle se iba a charlar con ella y Pablo y yo nos quedamos con el perro. Le dijimos que  no podía pegarle así y el nos respondió: Por eso me fui, la estoy cuidando de mí. 
 Le propusimos charlar con la psicóloga, acá había un cable que se había soltado, pero ya no hay caso, aquél perro rudo ya estaba entregado. Le dijimos que no se olvidé que estamos a su lado, nos dijo que ya estaba.
 Nos acercamos a su mujer ¿Que decirle? Nos dimos cuenta que ese amor, que siempre nos pareció tan puro, estaba un poco revuelto y peligroso.
  Tal vez lo que le dijimos esta más claro en un segmento de un libro que había leído por la tarde (por algo habrá sido):

"Uno de los grandes daños que nos hace esta sociedad llamada de consumo, pero de consumo para unos pocos, es el de hacernos creer que el amor es una cosa dulce, más o menos afectuosa. No. Por amor, muchas veces me veo obligado a hacer sufrir mucho a los seres que amo. Amar. Amar verdaderamente ¿Que es? Es buscar el verdadero crecimiento del otro; buscar que el otro desarrolle su capacidad de hacer... Y eso a veces es muy doloroso"


  Le explicamos que el perro en realidad la estaba cuidando, que lo mejor es que el ahora no estuviera con ella. Que no estaba bien.
¿Pero va a volver? Preguntó. Nada esta dicho por ahora Chili, ahora tenes que aceptar que él no esta bien y que no pueden estar juntos. Se puso a llorar.. Sabemos del amor que se tienen, lo vimos nacer en la calle, era lo único bueno que les había dado la calle. Pero lo nuestro también es amor, no prometer nada y tener que decir que no.

Cuando nos fuimos nos dijo: Gracias por escucharme. Respondimos que para eso estamos.
Pero yo para mis adentros pensaba
"Gracias a vos por compartirte en tu dolor"...










miércoles, 3 de octubre de 2012

El Perro



Con los ojos redondos y la mirada desafiante. Una charla que no es charla, es monologo para preopotear y escupir todo ese veneno. Si alguno pasara por ahí y viera esa escena, pensaría que estaban discutiendo. Sin embargo, no es así. El dolor tiene esas facetas oscuras que desfiguran la verdad de la trama y que ante lo destructivo del vacío, porqué eso es el dolor, simula un lugar de poder y pone en un enemigo externo las balas de la guerra interna.
A él la vida no le había jugado buenas pasadas. No hubo familia, hubo golpeadores. No hubo cuna de oro, hubo pobreza. No hubo educación, hubo curso formativo en robo a mano armada. No hubo nietos por parte de su hijo muerto.
  Se quiso levantar y se levantó y en su monologo hay una frase que parece subrayada con resaltador "A mi el sistema me destruyo". Nosotros lo mirábamos, lo escuchábamos pero no acotábamos ¿Para que poner palabras a la crudeza de la verdad?
Hablaba de la revolución y del Sub comandante Marcos -así la cosa no va más-. La guerra interna, otra vez, desfigurada en el exterior.
Entre tanta crudeza y dolor pude ver las lagrimas que no fueron derramadas perdidas detrás de las pupilas, pancartas y piquete en el conducto lagrimal.

Las charlas se fueron dando. Nosotros apuntalando, abrazando, consolando, rezando, implorando no terminar en cualquiera. Él mostrando el cuchillo y dando seminario de como aplicarlo.
Hasta que un día, mientras veníamos en la nuestra, con el mate bajo el brazo, nos pegó un un grito:       "Ey! Buenas nuevas! Me volvieron a contratar en el bar! Tengo trabajo de nuevo, vamos loco!". Por consiguiente: Abrazos, fiesta, saltos, felicitaciones. La alegría de poder compartir esa felicidad con él y su mujer. Nos fuimos creyendo que era un nuevo comienzo, la utopía realizada. Mientras seguíamos en el camino uno de los chicos dijo: Que bueno que pudo! Que bueno que lo pudimos ayudar! Me sonreí y contesté: No negrito. Que bueno que pudimos estar a su lado! Esto lo logro él. Nosotros somos meros instrumentos.

Ayer a la noche lo encontramos empujando el carro. Otra vez las caras largas, otra vez la desocupación y como bonus track: un flamante embarazo y las incógnitas de cuando no hay pan bajo el brazo....La calle y sus vueltas...


viernes, 28 de septiembre de 2012

Réquiem en la calle

réquiem.
(Acus. de sing. del lat. requies, descanso).
1. m. Composición musical que se canta con el texto litúrgico de la misa de difuntos, o parte de él.

Hoy queremos dedicar este post a una vida y una muerte en la calle. Estas humildes palabras estan dedicadas a vos. Tal vez mientras escribimos estas lineas nos mires con ternura desde el cielo. Estos son los versos que queremos dedicarte.

Nuestros primeros encuentros fueron muy parecidos a los últimos. Un sabor marinado entre la tristeza y la resignación. Pudimos percibir tu dolor gracias a lo que en algunas compartidas nos regalaste. Ese dolor con olor a abandono y fe. Dolor con el cual lloramos cuadras después. 

Siempre recordaremos tus recitados de memoria en los que invocabas a la virgen para tu protección. Recordaremos tus lágrimas sinceras de un hombre que sufría los avatares de una enfermedad que le saco sus ultimas gotas de salud. 

Nuestro recuerdo vive en nosotros y por ello vos vivís. Estas palabras buscan exorcizar la pena de tu partida esperando que ahora te encuentres en un lugar mejor y hayas cambiado aquella caja de vino de almohada por una mas confortable.

Manteca, que descanses en paz

martes, 25 de septiembre de 2012

Con una rubia en el colchon

Como presupone el titulo, este posteo es un poco mas relajado sin dejar de reflejar nuestras experiencias de la calle. Y en nuestros encuentros, tenemos charlas conmovedoras, confesiones desgarradoras pero tambien alguna situaciones que escapan a nuestra compresion y son de rico valor anecdotico
En una de las salidas sumergidos en una noche fría, tan solo iluminada por las luces anarajadas de la calle, caminabamos en busca de una ranchada (luegar donde duermen una o varias personas en situacion de calle) formada hace ya varios meses. Al arribar encontramos los tipicos colchones arrojados sobre el suelo y varios cartones que formaban reparo de una noche ventosa. Sobre el colchon se encontraban los chicos que buscabamos, fumando. Hasta este momento de la narracion parece ser un encuentro mas que abordamos en cada salida. Pero esta narracion se vuelve mas exentrica cuando hallamos con gran sorpresa a una mujer de unos 25 años, rubia, ojos celestes, colageno en los labios, vestida con una remera roja escotada y pollera. Metida ahí en el medio de la ranchada. Nuestra sorpresa fue grande, tan grande como debe ser para usteder querido internauta. Al principio pensamos que era una chica de otro grupo que también recorre el barrio. Cuando nos acercarnos a saludar, ella extiende su mano y dice:
- Hello, how are you? Mi name is Sonny
...
- ahhhh ... Hello. Y nuestro ojos aumentaron su tamaño de manera exponencial.
Luego de saludar a toda la banda nos sentamos con 2 chicos y empezamos a indagar sobre aquella peculiar presencia. Lo unico q nos dijeron fue que aparecio de la nada y luego de cruzar un par de palabras, se ubico en medio de ellos. A nosotros nos costaba aguantar la risa e intercambiábamos miradas cómplices.
Sonny se aproxima hacia nosotros, pone una mano sobre nuestras cabeza y parte de un hombro. Aprovechamos en este acercamiento para preguntar sobre su origen. Esbozamos unas palabras en ingles y la joven responde:
- I am from London ... En realidad soy de Posadas pero estuve estudiando en Inglaterra y ahora que volvi a la Argentina vivo en las Cañitas. Y bueno .. Aca estoy fumando faso con los pibes
Acto seguido, superada la sorpresa y tragando saliva, le preguntamos que hacia aqui y ella nos dijo que le habian robado todo y termino compartiendo con los chicos ... ?! ...
Sonny se aleja de nosotros, camina entre los chicos, les saca una pitada de su cigarrillo de marihuana y se aleja saludando ...
- God Bless you guys!!
. Uno de los chicos concluye con la siguiente frase mientras otros optan por expresar su bronca lanzando diminutas piedras :
- Nos fumo todo, ahora se va y nos dejo re manija!!

Cuando nos íbamos la encontramos tomando vino con otros dos en las escalinatas del atrio. Se nos acerco a hablar de nuevo pero los chicos de la ranchada estaban tirando piedras (En la calle las heridas de amor se pagan corriendo) por lo que decidimos irnos.
Seguimos nuestro camino ,riendo, recordando la cara de indignación de los chicos y la situación mas bizarra que hayamos visto tal vez en todo nuestro tiempo caminando.
Damos gracias de a pesar de tanta miseria de poder reírnos de vez en cuando, risa que nos consolida como amigos que nos consolida como hermanos.

jueves, 20 de septiembre de 2012

Miradas


Que no se diga que se trata de una apología. Pero tampoco podemos hablar así, a lo bestia, sin pensar,
sin ponernos en el lugar del otro. Una vez me dijeron que la mente es capaz de expandirse más allá de los límites que se impone a sí misma. Quizás pasa lo mismo con la mirada; quizás ésta mejora, cuanto más estamos dispuestos a ver.
  La calle no es una vista fácil, mucho menos en estos tiempos. En una misma esquina se ven desde
turistas, a gente comprando, gente caceroleando, gente pidiendo, gente viviendo, gente que va,
gente que viene, más y más gente. Y tanto vemos que nos anestesiamos. Estamos expuestos a tanta
información, tantos estímulos que preferimos no sentir nada… hasta que las imágenes nos pegan de
frente.
¿Qué decimos de estas imagenes? Decimos lo que vemos. “La gente de la calle roba.” “Los pibes son todos pibes chorros.” “Se drogan y se dan con paco y con poxiram.” “Viven de arriba, no van al colegio, no estudian, se escapan de sus casas.” “Mejor tenerlos lejos.” Y muchas veces esa es la reacción más prudente frente a las situaciones desconocidas; después de todo no se trata de ser temerarios sino cuidadosos.
  Hay, sin embargo una realidad paralela que no es tan fácil de ver; y es que ellos, todos los que viven en la calle, nos muestran sólo lo que quieren que veamos. Así es como se protegen. Ellos protegerse de
nosotros? Sí, ellos, de nosotros. Cuando la mirada se amplia, cuando le pedimos a Jesús que nos preste Sus ojos, podemos ver más allá de la dureza, de la prepotencia, de la violencia, de la fanfarronería.
  Muchos chicos que están hoy en el barrio no tienen más de 17 años, algunos son niños todavía. Y ya,
desde temprano, han tenido la necesidad de endurecerse, de hacer crecer en su corazón una costra
impenetrable para evitar más heridas. Muchos de estos chicos vienen de hogares rotos, de familias
disfuncionales (pobreza aparte), son parte de un sistema que condenó primero a sus padres y luego
a ellos. No sólo viven en la calle, viven también en la intemperie emocional y espiritual. Ese tipo de
indigencia no se cubre con mantas o un techo. Ellos se dan cuenta, sienten ese vacío y muchos buscan,
dejar de sentir, evadirse a través del poxi, el paco, las drogas, la violencia.

Ojo, no es una justificación, no estamos avalando el robo, la violencia o la drogadicción; pero es
innegable que son consecuencias de una carencia mayor. Después de todo muchos eligen evadirse
porque eso es lo que aprendieron, es esa la imagen que la calle deja grabada en sus retinas. La calle endurece; tanto su corazón como el nuestro. A veces nosotros mismos nos endurecemos para seguir con nuestras vidas. Es tan palpable el dolor que uno a veces corre el riesgo de salir lastimado.
 De nuevo, esto no es una apología. En todo caso aspiramos a que sea una “radiografía”. Tratamos de
realmente ver, como Jesús nos ve; en profundidad, más allá de lo que se muestra a simple vista. Se trata de reconocer que la realidad es otra y a partir de allí modelar nuestros corazones para enfrentarla; para poder pedirle a Él las herramientas para modificarla. Pero primero, hay que animarse a mirar.


martes, 18 de septiembre de 2012

Dialogo.



-Che pero a ustedes no les jode quedar marcados por la gente como "Pibes Chorros"
-No la verdad que no ¿Sabes? Esta re piola, te da un lugar, un lookeo bárbaro. Te sentís poderoso.
-Dale! ¿Me dicen enserio? ¿No les jode que las gente los mire mal y les esquive?
- Bueno la verdad que corte a veces sí, te sentís re zarpado! Porqué una cosa es cuando vos medio que buscas asustarlos cuando pasan y les gritas "e amigo cuidado" y ahí nomás los ves pegar el saltito, ahí te sentís re poderoso. Pero otra cosa es cuando venis caminado por la calle corte re tranquilo y te miran ahí y cruzan de vereda o agachan la mirada o aceleran el pasado. Ahi sí te sentís re pero re  zarpado, corte que te llenas de bronca y tenes ganas de que al primero te cruza, lo cagas a palos. Siempre me pregunto ¿E que onda amigo tanto miedo me vas a tener?

 Cuando se refieren a "Zarpado" es al hecho de que te arrebaten algo. Queda a libre interpretación de cada uno rellenar de significación ese vacío que sienten los pibes cuando no son mirados. Pero queda claro, que ellos buscan lo mismo que cualquier persona. Reconocimiento, ser mirado por el otro, si bien muchas veces se confunden en el camino y no respetan las libertades del otro a lo ultimo desnudan ese gran dolor de ser rechazados por los demás.. Ahí estamos nosotros para mirarlos..






domingo, 9 de septiembre de 2012

La Enana

La plaza, como siempre, lugar de ranchada, de encuentro y al mismo tiempo de muerte. No va a ser fácil de olvidarse de esa primera vez que la vimos. Chiquita, descalza sobre el asfalto, un asma incipiente y una temperatura de 10 grados centígrados según el Servicio Meteorológico Nacional. Le preguntamos su nombre y nos respondió: Me dicen "La Enana". Con ese dejo de picardía en la mirada y un carácter de aquellos, que la calle se encargó de reforzar, empezamos a charlar. Se había escapado de su casa allá por el conurbano hacía mas o menos un año, un padre asesinado antes de que ella naciera y de lo cuál se entero muchos años después cuando su mamá le contó. Una mentira que evidentemente no fue capaz de procesar, porqué figura en la lista de sus razones principales para alejarse de su hogar. Eso sumado a como dice ella que su mamá "la cambio por un macho".
 Ahora su hogar era la ranchada y ese grupo de pibes como ella los definió su familia. Terminamos esa primer charla con un beso y un abrazo. Nos fue muy difícil no poder sentir ese triste aliento a pegamento pero debíamos seguir caminando, como siempre!

Las charlas prosiguieron con el correr de las salidas, fuimos tomando confianza. Pero hubo una noche que fue crucial en nuestros encuentros con ella. Fue en la plaza Noruega, como siempre! Mientras charlábamos con un grupo de señores. En el medio de la plaza se empezaron a escuchar gritos y se veía a una nenita que le gritaba a una señora -Eh guacha! Dame todo! Si a vos te digo!- Pobre señora! Desconcertada aceleró la marcha. Lo más curioso de esa escena fue que no daba miedo, en los gritos de esa nena se percibía otra cosa. Cortamos la charla con los hombres y nos acercamos, efectivamente era La Enana y esos gritos como presuponíamos eran un llanto convertido en amenaza. Se le resbalaban las lagrimas por la cara. Cuando nos vio, se le escapo una sonrisita entre tanta lagrima. Nosotros totalmente desconcertados le preguntamos que le pasaba. Nos empezó a contar, mientras nos sentábamos en un banco de la plaza y le convidábamos un mate cocido. Hacía un frío importante que sumado a su adicción al pegamento y ese estado de llanto desesperado la habían empezado a hacer tener un silbido en la respiración, cosa que nos preocupaba porque ya no tenía mas carga en el inhalador.

Nos contó que un policía le había sacado dos latas de pegamento que no eran de ella y que las tenía que devolver a los pibes que paraban con ella en la ranchada, su familia como los definió en nuestro primer encuentro. Mientras seguía llorando nos repetía una y otra vez que la iban a matar, nosotros tratábamos de tranquilizarla pero a cada uno de nuestros intentos nos respondía con un - No guacho! Vos no entendes, me van a matar! y seguía: "Esta policía de mierda, que me viene a joder! Si yo con lo unico que me drogo es con el jale (así le dicen a a inhalar pegamento), ya deje el paco, la merca, no me inyecto más! Necesito el jale, es lo unico que me mantiene tranquila!. En ese instante me estremecí por dentro. La gente mas grande que nos acompaña en este camino, nos enseña que tenemos que aprender a soltar las historias y a poner cierta distancia, para cuidarnos nosotros. Pero ante esa lista de adicciones y esa edad, me acorde de mi hermanita, la misma edad, me fue imposible no sentir una mixtura entre dolor y ternura por esta nena de tan solo 14 años. En todo este tiempo de recorrer Jesús me enseño que en cierta forma hay que poner el corazón y dejar que los demás nos lo estrujen un poco, para demostrar que estamos ahí al lado dispuestos a sufrir mientras compartimos el camino y volver mas humano el encuentro, entendiendo lo humano como algo divino.

La Enana seguía llorando y nosotros seguíamos mirándonos desconcertados. No sabíamos de que manera intervenir en esa situación. No podíamos comprar pegamento, era como avalarles el consumo a los chicos y meternos en un terreno eticamente escabroso, pero tampoco podíamos quedarnos de brazos cruzados. En el final de la charla apareció Lleca, una de las chicas de la ranchada, que le preguntó a la enana que le pasaba y cuando le contó lo sucedido, le dijo: Ah lloras porque tenes miedo que te hagan algo! 
 Lo que nos faltaba, le pedíamos una ayuda al cielo y nos caía esa sentencia de que a la peque le podía pasar algo. Ya sin ideas le pedimos a Lleca que la cuidara a la Peque y que si los pibes se ponían pesados que les pidieran un poco de tiempo y les dijimos que las esperabamos a las dos a la tarde en Caritas.

Por la tarde estuvimos esperando rato largo, tensa espera, hasta que casí al final apareció. Sana y salva. Entró por la puerta y nos dio un abrazo que nos enterneció, dentro de Caritas no tenía que hacerse la dura y se le escapó ese cariño que habíamos forjado entre todos. Estaba mas tranquila y eso nos tranquilizo y mientras la asistente social le preguntaba como nos conoció, ella contestó que la ayudamos a dejar la droga. Me tendría que haber enojado por semejante mentira, pero su sonrisa me dio ternura, porqué en verdad ella creía que había dejado la droga, parecía olvidarse de que anoche lloraba por su  jale perdido. Tenía un ataque de asma, así que le dimos un inhalador. Los pibes se habían tranquilizado y le habían dado tiempo para conseguir mas pegamento, sé que no suena a solución y no la és! pero al mal tiempo buena cara.

Después de ese episodio la Enana volvió a su casa en Zarate por un tiempo pero luego volvió al barrio. Seguimos charlando con ella y estas lagrimas relatadas no fueron las ultimas que compartimos y por más que se vuelve complicado convencerla para entrar dentro del circuito del BAP y que la droga sigue calando hondo en su cuerpo y en su asma, ese abrazo tan sincero siempre sigue estando. Es muy difícil acompañarla, tan chica, tanta droga pero esta es nuestra misión y nuestra esperanza esta puesta en lo alto.
Aunque a veces parezca que las calles no hablan de Dios, sabemos que el maestro no sigue guiando y nos ayuda a seguir en camino.
Les pedimos que recen por ella..

Ver y ser visto.



















¿Alguna vez sentiste que eras transparente? ¿Que tu cuerpo estaba ahí presente, que tu voz se oía fuerte y clara pero que nadie te miraba, nadie te oía?

A todos nos pasó sentirnos así alguna vez. No está bueno. En un momento de tanto que no te ven, de tanto que no te escuchan empezás a dudar si realmente estás ahí. Porque muchas veces es la mirada de los otros la que nos hace conscientes de nuestro yo. Y eso es normal, somos, después de todo, animales sociales; y es en relación a los demás que nos realizamos.

Pero ¿Qué pasa cuando los otros no te reconocen? cuando estás ahí, en medio de lo más público y abierto que es la calle, la avenida, pleno Cabildo y Juramento, rodeado de gente y nadie te ve, nadie se detiene a escucharte. O peor aún ¿que pasaría si todas las miradas que recibieras fueran miradas de recelo, actitudes defensivas, contestaciones esquivas? Podés llegar a creer que sos  digno de no ser visto, de no ser escuchado y, aun más, como alguien de quien la gente se debe alejar. Podés llegar a creer que sos algo (ya no alguien) tóxico: los otros te temen y vos (por qué no?) también les temés; lo único que los une es el miedo.

Un día el miedo le ganó la batalla al amor y pasé junto a un hombre que pedía limosna. Sin siquiera escuchar su pedido caminé rápido, evitando la sensación de vergüenza, mezclada con lástima,  que me invadía.  El miedo por mi seguridad, por mi bienestar, me impidió detenerme a escuchar, ver al otro y  permitir que él  a su vez me viera. Elegí ser ciega,  sorda,  muda a las palabras de aliento, suprimí todos mis sentidos; tuve miedo.

Media cuadra después me di cuenta de que había visto en ese hombre a alguien más;  había visto a  Jesús detrás de sus ojos y lo había ignorado, había huido de Él. Con vergüenza entonces, sintiéndome mínima ante ese Dios oculto, volví al encuentro. Y vi a un hombre como yo, solo (muchas veces) herido (también) pero a pesar de todo capaz de darme, en su pobreza, uno de los regalos más valiosos: su sonrisa. Y  sólo cuando nos miramos, y nos reconocimos, "rico" y "pobre" viendo que eran pobre y rico respectivamente, vivos, hijos del Cielo, iguales, amados, sólo entonces pude seguir mi camino; distinta ahora, con la certeza de que el amor nunca pierde, si creemos en Él.